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miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA AUTOEXPERIENCIA MORAL EN SÓCRATES




2- LA AUTOEXPERIENCIA MORAL EN SÓCRATES

2-1- Los sofistas

Desde la segunda mitad del siglo V a. C. hasta finales del IV Grecia vive su época de esplendor denominada “edad clásica griega”. Atenas es el centro de la cultura, se consolida la formación de la Democracia con las reformas de Pericles, la cultura y el saber se hacen más populares y en esta etapa los expertos del saber, es decir, los sofistas, resultan más útiles a una nueva clase poderosa que aspira a gobernar.
Con los sofistas se inicia el desplazamiento del eje de la búsqueda filosófica desde el cosmos hasta el hombre y hasta lo que conviene a la vida del hombre como miembro de una sociedad, se comprende entonces que los temas dominantes de los sofistas fuesen la antropología, la política, la ética, la dialéctica, el arte, la gramática,… Con ellos se inicia el período humanista de la filosofía antigua, un nuevo modo de ver la vida.
Este giro antropológico está motivado por dos tipos de cuestiones fundamentales, una es el escepticismo ante las soluciones sobre la naturaleza y otra los nuevos fenómenos sociales, culturales, políticos y económicos que se dieron en Grecia en esta época y que favorecieron la actitud de estos expertos del saber.
Los jóvenes salidos de esta nueva realidad social aspiran a olvidar su origen humilde y luchan por alcanzar cargos públicos, por esto buscan a los sofistas, para recibir sus enseñanzas sobre política y retórica. Los sofistas son maestros en el arte se enseñar, sus técnicas para disertar en público son imprescindibles para dar a los futuros gobernantes el protagonismo y el poder al que aspiran.

El movimiento de los sofistas ha sido a veces infravalorado considerándolo como un momento de decadencia del pensamiento griego. Esto tal vez se debía a los juicios que sobre ellos nos dejaron Platón y Aristóteles quienes criticaron el saber de los sofistas por su relativismo escéptico, su individualismo utilitarista, su saber aparente y poco efectivo y la peligrosidad de sus ideas morales.

Hoy en día se han superado estos prejuicios y se ha revalorizado el papel de los sofistas de forma que se les considera un fenómeno tan necesario como Sócrates o Platón.
La situación histórica de Grecia y concretamente de Atenas en la época de la aparición de los sofistas fue una lenta y progresiva crisis de la aristocracia al mismo tiempo que aumentaba el poder del pueblo el ideal aristocrático cae y se impone la democratización política en la que participan todos los ciudadanos. La afluencia cada vez más numerosa de extranjeros a las ciudades junto con el crecimiento del comercio, que ponía en contacto con un mundo más amplio, provocaban el inevitable enfrentamiento entre las costumbres, leyes y usos más o menos diferentes de unos y otros, todos estos factores influyeron notablemente en que surgieran los sofistas.

La ruptura de lo que era la Polys y el conocimiento de costumbres, leyes y normas opuestos a los de siempre fueron las bases necesarias para el relativismo; es decir, la idea de que todo es relativo, de que nada es seguro y eterno, por esto también surge el escepticismo de que no podemos conocer nada con certeza y el individualismo. “las cosas son como a cada uno le parecen” o “el hombre es la medida de todas las cosas”.
Los sofistas supieron captar a la perfección las demandas de la época en la que les tocó vivir y su éxito se debió a que respondieron a las necesidades del momento. ¿Qué doctrinas ofrecieron los sofistas en esta situación histórica? Con esta pregunta pretendemos conocer mejor qué hubo de positivo y negativo en las alternativas que los sofistas ofrecieron a sus conciudadanos.

Es verdad que los sofistas además de buscar el saber, acudieron a cuestiones prácticas y para ellos resultaba esencial conseguir alumnos, pero también es verdad que la finalidad práctica de sus doctrinas tenía un aspecto positivo, gracias a ellos el problema educativo pasa a un primer plano y se transforman en divulgadores de la idea de que el conocimiento y la virtud no dependen de la nobleza de la sangre y del conocimiento sino de que se basa en el aprendizaje.
Los sofistas exigían una compensación a cambio de sus enseñanzas. Esto escandalizaba enormemente a los antiguos porque con ello rompían el esquema social que limitaba la cultura a la aristocracia, pero con ello ofrecían la posibilidad al resto de las clases sociales.
Se les reprochaba su carácter errante y el no respetar el apego antiguo a la propia ciudad, los sofistas se consideraban ciudadanos de toda Grecia.

Los sofistas manifestaron una notable libertad de espíritu con respecto a la tradición y a las normas y una confianza ilimitada en las posibilidades de la razón, por este motivo fueron llamados los “ilustrados griegos”.
No formaban un bloque compacto de pensadores sino que representaban un conjunto de afanes independientes destinados a satisfacer idénticas necesidades utilizando métodos parecidos. Aún así se pueden distinguir tres grupos de sofistas:

·        Los grandes y célebres maestros de la primera generación que no carecían de criterios morales y a los que el mismo Platón consideraba dignos de respeto.
·        Los eristas, que utilizaban el arte de vencer en los discursos sin considerar la verdad o la falsedad de sus afirmaciones.
·        Los sofistas políticos que utilizaban sus ideas con finalidades políticas y que cayeron en excesos llegando incluso a teorizar el inmoralismo.



2-2- SÓCRATES

Nace en Atenas en el 470-469 a.C. y murió condenado a muerte en el 399 a. C. Su juventud coincidió con el esplendor de Atenas aunque también fue testigo de la decadencia y ruina de su ciudad. Participó activamente en la vida política de esta. En su juventud estuvo en contacto con la filosofía de algunas escuelas naturalistas anteriores pero las rechazó porque se contradecían. Posteriormente estuvo en contacto con algunos sofistas pero se reveló contra ellos por el modo de enseñar y por el saber filosófico que ofrecían en sus doctrinas, considerándolos causantes de la decadencia de Atenas, en este sentido critica el individualismo y el relativismo de los sofistas más representativos como Pitágoras o Gorgias. Sócrates considera frívolas y vacías sus enseñanzas porque llevaban a la irracionalidad y a las actitudes utilitarias que disminuían el respeto a la ley de la Polys.

Sócrates centró definitivamente su interés en la problemática del hombre. Se pregunta cual es su naturaleza y su realidad última, su esencia. Desde esta posición consagrará su vida a la formación moral de la juventud y a enseñar cual es la misión de la filosofía, ésta debe procurar la virtud dejando a un lado los intereses personales y la búsqueda de riquezas que tanto interesaba a los sofistas; más que hacer filosofía Sócrates estaba preocupado por enseñar filosofía.

En este sentido, para comprender que es la autoexperiencia moral en Sócrates hayque tener en cuenta que para Sócrates el hombre es su alma puesto que esta lo distingue de cualquier cosa. Sócrates entiende por alma la razón y la sede de la actividad pensante y ética: el alma es el “yo” pensante; es decir, la conciencia y la personalidad tanto intelectual como moral, por esto enseñar a los hombres el cuidado de su propia alma es la tarea suprema del educador. Sócrates invita a conocer el alma cuando afirma “conócete a ti mismo”. Sócrates llevó esta doctrina hasta un punto de conciencia y reflexión crítica de los que podemos deducir las siguientes consecuencias:

1.      Reflexión del hombre sobre sí mismo

Sócrates invita al hombre a reflexionar sobre sí mismo porque esto le llevará a conocer sus propios límites y a hacerle justo y virtuoso.
La primera condición de este examen es el reconocimiento de la propia ignorancia “sólo se que no se nada”, principio fundamental de la sabiduría “sólo quien sabe que no sabe procura saber”, mientras quien se cree en poder de un saber ficticio no es capaz de investigar y permanece irremediablemente alejado de la verdad y de la virtud. Esta afirmación es la antítesis de los sofistas que hacían “profesión de sabiduría” queriéndole enseñar a los demás, Sócrates, por el contrario hizo “profesión de ignorancia”. Según él, el saber sofista es un no saber privado de verdad que sólo da presunción y que impide asumir la actitud sumisa de la investigación interior, única digna para el hombre.
La segunda condición de la invitación de Sócrates a reflexionar sobre sí mismo no es pura introversión en el propio “yo” sino una curiosidad insaciable, una ansia del verdadero saber y de la mejor manera de vivir. Por el conocimiento de sí mismo se llega a conocer el verdadero bien del cual se derivan las normas universales válidas para nuestra conducta. Por tanto, el autoconocimiento socrático no es más que buscar dentro del hombre, de su alma, la fuente de la verdad y de la conducta moral.

2.      Conocimiento y virtud

La tarea fundamental del hombre es conocer su propia naturaleza humana, su alma, esto le lleva al conocimiento verdadero y a la recta conducta moral, a la virtud.
En Sócrates el conocimiento está tan unido al bien y a la virtud que se identifican. La reflexión interior implica dos consideraciones:

·        La virtud (todas y cada una de ellas: sabiduría, justicia, fortaleza,…) son conocimiento, el vicio es ignorancia.
·        Nadie peca voluntariamente. Quien hace el mal lo hace por ignorancia del bien.

Estas dos afirmaciones resumen lo que ha sido denominado intelectualismo socrático o intelectualismo moral que reduce el bien moral al conocimiento considerando como algo imposible conocer el bien y no hacerlo.
Por un lado Sócrates trata de someter la vida humana y los valores morales al dominio de la razón que es la que conoce. Por otro lado afirma que el hombre por su propia naturaleza busca su propio bien, su felicidad y cuando hace el mal es porque espera obtener un bien. Esto supone que nadie hace el mal a sabiendas porque la voluntad no puede querer el mal como tal.
Sócrates trasládale determinismo intelectual al campo moral convirtiéndolo en determinismo voluntarista: el bien, que es lo útil para el individuo y para la ciudad, obra de tal forma sobre la razón del que lo conoce que una vez conocido influye sobre la voluntad que no puede hacer otra cosa que quererlo y buscarlo.
De esta manera, conocimiento, virtud y felicidad son inseparables (saber para obrar bien y obrar bien para ser feliz).


3.     Autodominio y felicidad

La manifestación más significativa de la razón humana es lo que Sócrates denominó “autodominio”, que reside en el dominio de uno mismo durante los estados de dolor, placer y cansancio. Cuando uno está sometido a la presión de las pasiones y de los impulsos.
Sócrates identificó la libertad humana con este dominio racional de la animalidad. El hombre verdaderamente libre es aquel que sabe dominar sus instintos, que tiene suficiente con la razón para ser feliz. La felicidad no puede venir de la cosas externas ni del cuerpo sino del alma porque esta es la esencia del hombre.
El alma es feliz cuando está ordenada, es decir, cuando es virtuosa. Con esto se constata la dimensión ético-práctica que transmite el pensamiento socrático, la felicidad sólo puede encontrarla el hombre con una recta conducta moral. Consecuente con su pensamiento, Sócrates permaneció fiel a su conciencia moral hasta su muerte.


4.     ¿Qué camino siguió Sócrates para llevar al hombre al encuentro consigo mismo?

El método socrático adquiere la forma de diálogo a través de una serie ed preguntas y respuestas en lasque el interlocutor se ve obligado a plantearse la reflexión interior.
El medio para promover en los demás el reconocimiento de la propia ignorancia será la ironía, con ella ayuda a descubrir al hombre su ignorancia llevándolo a la duda y a la inquietud que le obliga a investigar. Después le hace descubrir poco a poco la verdad que está en el alma de cada persona. Aunque ignore poseerla, la saca a la luz. El procedimiento utilizado es la “mayéutica” que significa “el arte de ayudar a sacar a la luz”. La investigación para Sócrates no puede quedarse en la individualidad sino que sólo puede ser fruto de un diálogo continuo con los demás y consigo mismo.

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